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Ysy A presentó su disco en Córdoba pero no lo dejó hablar

Ysy A presentó su último disco en Córdoba con un show retrospectivo. Aunque la intención fue repasar su trayectoria, algunas decisiones creativas y la interacción intermitente dejaron un sabor agridulce, evidenciando los desafíos de un artista en constante búsqueda.

Hacía mucho calor. De ese que te hace pensar dos veces si realmente querés estar ahí. Pero Ysy A volvía a Córdoba, cinco meses después de haber sacado Trampa al tiempo. Como en los últimos años en nuestra ciudad, eligió presentarlo en la Plaza de la Música.

El show tenía una estructura clara: un recorrido por todos sus discos, del último al primero. En pantalla se mostraba la tapa de Trampa al tiempo (un collage con todas las portadas de sus álbumes) y la visual se iba moviendo, deteniéndose en cada etapa, mientras él interpretaba temas de ese disco.

Antes de llegar a “Trap de Verdad”, la pantalla se detuvo en la portada de “Traje unos tangos”. Entró una banda con Cucuza Castiello en la voz. Tocaron 5 canciones. En ese momento, la energía del show bajó. No porque sonara mal, sino porque no parecía sumarle demasiado al espectáculo. La idea era construir un puente entre el tango y el trap. Pero no todo puente une. El intento fue valiente, pero no terminó de justificar su lugar en el relato.

Durante toda la noche, la interacción con el público fue constante, aunque repetitiva. Entre tema y tema, hacía la misma pregunta:

—“¿Cómo la están pasando, Córdoba?”

—“¡Na, na, na, no se escucha! ¿Cómo la están pasando?”

La primera vez sumaba. La tercera parecía una obligación. La quinta, ya se sentía como un freno.

En un momento apareció con una remera llena de firmas. Contó que era una idea de su estilista: reunir los nombres de quienes asistieron al show y plasmarlos en su outfit. El resultado fue ambiguo: parecía una remera de UPD. Esas que te firman los compañeros de curso antes de terminar el colegio, con fibras y mensajes que envejecen mal. La intención fue tierna. La ejecución, no tanto.

Cuando sonaron temas de Hecho a Mano y Antezana 247, el público se volvió a meter del todo. Después de El Amanecer, amagó con irse en lo que es la fórmula más quemada de la historia. Nadie le creyó. Volvió a salir y terminó con Tamo Loco.

Y ahí quedó todo: un show largo, desparejo, con momentos sólidos y otros más flojos. Alejo volvió a pararse en su propia historia y la repasó como quien hojea un álbum de fotos, convencido de que cada imagen sigue diciendo algo.